martes, 13 de octubre de 2015

Proverbios de la sabiduría japonesa

- Si puedes resolver el problema, no vale la pena preocuparse por eso; si no se puede solucionar, no tiene caso.

- Si ya lo pensaste, atrévete; si ya te atreviste, no lo pienses.

- No detengas a quien se quiere ir, no corras a quien acaba de llegar.

- Rápido, es despacio pero sin pausas.

- Es mejor ser enemigo de una buena persona, que amigo de una mala.

- Sin personas ordinarias no existen personas grandes.

- Quien desea mucho llegar a la cima, se inventará una escalera.

- El marido y la mujer se deben parecer a las manos y los ojos: cuando una mano siente dolor, los ojos lloran; cuando lloran los ojos, las manos quitan las lágrimas.

- El Sol no sabe quién tiene razón y quién está equivocado. El Sol brilla sin el objetivo de darle calor a alguien. El que se encuentra a sí mismo es como el Sol.

- El mar es grande porque no desprecia los riachuelos.

- Hasta el camino lejano empieza con uno cercano.

- Quien bebe no conoce el daño del vino; quien no bebe, no conoce sus virtudes.

- Incluso si únicamente necesitaras la espada una sola vez en tu vida, siempre debes cargarla.

- Las flores bonitas no dan buenos frutos.

- La pena, como un vestido desgastado, se tiene que dejar en la casa.

- Cuando hay amor, las marcas de viruela son igual de bellas que los hoyuelos en las mejillas.

- Nadie tropieza acostado en la cama.

- Una palabra buena puede darte calor durante los tres meses de invierno.

- Cede el paso a los tontos y los locos.

- Cuando dibujas una rama debes escuchar el suspiro del aire.

- Cerciórate 7 veces antes de dudar de una persona.

- Haz todo lo que puedas, en lo demás confía en el destino.

- La honestidad exagerada limita con la estupidez.

- A la casa donde se ríen, viene la felicidad.

- La victoria es para aquel que aguanta una hora más que su rival.

- Puede suceder que una hoja se hunda y una piedra se mantenga a flote.

- A la cara que sonríe no se le lanzan flechas.

- Un té y un arroz fríos se pueden aguantar, pero una mirada y una palabra fría son insoportables.

- A los 10 años, un milagro; a los 20, un genio; después de 30, una persona ordinaria.

- Si una mujer quiere algo, atravesará una montaña.

- Es un minuto de vergüenza por preguntar, y toda la vida por ignorancia.

- Un jarrón perfecto nunca sale de las manos de un mal maestro.

- No tengas miedo de inclinarte un poco, te enderezarás más.

- Los ríos profundos fluyen en silencio.

- Si empiezas el camino por tu propia voluntad, mil ri te parecerán uno. (Nota: un ri equivale a cerca de 4 km)

sábado, 4 de julio de 2015

Enseñanzas de Buda

1. Empezar de poco es algo normal
Una jarra se llena poco a poco, gota a gota. Como un hombre sabio se llena gradualmente con el bien.
Ralph Waldo Emerson dijo “todo maestro fue un aprendiz alguna vez“. Todos empezamos de poco, no lo olvidas. Si eres organizado y paciente llegarás a tener éxito. Nadie obtiene nada bueno de la noche a la mañana. Dichoso aquel que está listo a empezar de poco y trabaja con aínco hasta que su jarra se llena.


2. Los pensamientos son materiales
Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos construimos el mundo. Habla o actúa con mente pura y la felicidad te seguirá como tú misma sombra, inseparable.
Buda aseguraba: “Todo está en la mente. Nos convertimos en lo que pensamos”. Para vivir correctamente debes llenar tu mente de pensamientos ”correctos“. Los pensamientos malos te destruyen. Tu forma de pensar define acciones, tus acciones definen el resultado. Si cambias tu forma de pensar cambiarás también tu vida. Buda dijo ”Los actos erróneos dependen de la mente. Si la forma de pensar cambia ¿quedaran entonces actos erróneos?


3. Perdonar
El odio no se apacigua con el odio, sino con el amor“.
Cuando liberas a aquellos que están en la cárcel de la falta de perdón, te liberas a tí mismo. No es posible oprimir a alguien sin oprimirse a si mísmo también. Aprende a perdonar lo más pronto posible. Buda dijo ”No existe en el mundo un fuego más fuerte que la pasíon, no hay tiburón más feroz que el odio, ni huracán más devastador que la codicia“


4. Las acciones tienen importancia
“Si debes hacer algo, hazlo de todo corazón”.
Para crecer hay que trabajar cada día. El proverbio dice ”Dios da a cada pájaro un gusano, pero no lo tira en el nido“. Si te comprometiste a hacer algo, hazlo de todo corazón.


5. Intentar entender al otro
”Responde siempre con el bien; sólo así es posible hacer de este mundo un mejor lugar. Responde con bondad o no respondas. Si respondes con maldad a la maldad sólo habrá más maldad”.
Stephen Covey dijo “Intenta primero comprender, y sólo después intenta que te comprendan”. Es fácil decirlo pero dificil hacerlo: debes emplear todas tus fuerzas para entender el punto de vista del otro. Cuando te sientas enojado, intenta olvidarlo. Escucha a los demás y trata de comprender su punto de vista y recibirás a cambio tranquilidad. Concéntrate en ser feliz, antes que en tener la razón.



6. Controlar la propia mente
Domina tus palabras, domina tus pensamientos, no hagas daño a nadie. Sigue fielmente estas indicaciones y avanzarás en el camino de los sabios.“
La máxima victoria es la que se obtiene sobre uno mismo. Para vencerse a uno mismo hay que controlar la propia mente. Debes controlar tus pensamientos, no deben deambular como olas en el mar. Puedes pensar ”No puedo controlar mis pensamientos, los pensamientos aparecen por si solos”. Hay una respuesta para eso: no puedes prohibirle a un ave que vuele sobre ti, pero sin duda puedes evitarle que haga un nido en tu cabeza.

7. Vivir en armonía
La victoria genera el rencor que da paso al odio al no ser feliz el vencido. La máxima victoria es la que se obtiene sobre uno mismo” .

No busques afuera lo que sólo puede estar en tu corazón. Con mucha frecuencia tendemos a perdernos buscando afuera para no ver la verdad en el interior. La armonía no está en un nuevo trabajo, ni en un nuevo automóvil ni en un nuevo matrimonio. La armonía está en nuestro interior.


8. Ser agradecido
La salud es el regalo más grande, la alegría la mayor riqueza“.
Siempre hay algo por lo que vale la pena agradecer. No todos han podido despertarse hoy en la mañana, anoche alguien se quedó dormido por última vez. Hay quien en este


9. Ser fiel a lo que se sabe
Así como no sacude el viento a la enorme roca, así tampoco sacuden al sabio, el halago o el reproche“.
Sabemos muchas cosas pero no siempre hacemos lo que sabemos. Si has tenido que soportar la derrota seguramente eso sucedió no porque no supieses cómo actuar; eso sucedió porque no hiciste lo que sabías. Se fiel a ti y a lo que sabes.


10. Comparte la felicidad
Miles de velas se pueden encender con una sola vela, y la vida de la vela no se acortará. La felicidad nunca disminuye cuando se comparte.”.
La felicidad no sólo no disminuye, sino que crece. Por eso no la ocultes de las personas, haz más felices a quienes te rodean.

Y por último: ”No acepteis lo que digo simplemente por el respeto que me tenéis; del mismo modo que el oro es puesto a prueba en el fuego, poned mis palabras a prueba en el fuego de vuestra experiencia espiritual"

Fuente: Genial.Guru

Querido hijo mío. Jorge Bucay.

Antes de morir, hijo mío, quisiera estar seguro de haberte enseñado...

A disfrutar del amor,
a confiar en tu fuerza,
a enfrentar tus miedos,
a entusiasmarte con la vida,
a pedir ayuda cuando la necesites,
a permitir que te consuelen cuando sufras,
a tomar tus propias decisiones,
a hacer valer tus elecciones,
a ser amigo de ti mismo,
a no tenerle miedo al ridículo,
a darte cuenta de que mereces ser querido,
a hablar a los demás amorosamente,
a decir o callar según tu conveniencia,
a quedarte con el crédito por tus logros,
a amar y cuidar el pequeño niño dentro de ti,
a superar la adicción a la aprobación de los demás,
a no absorber las responsabilidades de todos,
a ser consciente de tus sentimientos y actuar en consecuencia,
a no perseguir el aplauso sino tu satisfacción con lo hecho,
a dar porque quieres, nunca porque creas que es tu obligación,
a exigir que se te pague adecuadamente por tu trabajo,
a aceptar tus limitaciones y tu vulnerabilidad sin enojo,
a no imponer tu criterio ni permitir que te impongan el de otros,
a decir que sí sólo cuando quieras y decir que no sin culpa,
a vivir en el presente y no tener expectativas,
a tomar más riesgos,
a aceptar el cambio y revisar tus creencias,
a trabajar para sanar tus heridas viejas y actuales,
a tratar y exigir ser tratado con respeto,
a llenar primero tu copa y, sólo después, la de los demás,
a planear para el futuro pero no vivir en él,
a valorar tu intuición,
a celebrar las diferencias entre los sexos,
a desarrollar relaciones sanas y de apoyo mutuo,
a hacer de la comprensión y el perdón tus prioridades,
a aceptarte así como eres,
a no mirar atrás para ver quién te sigue,
a crecer aprendiendo de los desencuentros y de los fracasos,
a permitirte reír a carcajadas por la calle sin ninguna razón,
a no idolatrar a nadie, y a mí...menos que a nadie.

Jorge Bucay

El sentido de la vida

Importante parábola acerca de la lógica y el sentido de la vida

A mediados de los años veinte del siglo pasado un joven llegó donde un rabino porque quería estudiar el Talmud. El chico había estudiado lógica y acababa de recibir un diploma de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Berkley:
—“Te tomaré una prueba a pesar de que dudo que la Lógica y la filosofía sean suficientes para instruirse en el Talmud. A ver, Supongamos que dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?“
El estudiante respondió inmediatamente:
—”Eso es fácil, el de la cara sucia“
—“Incorrecto — dijo el rabino — el de la cara limpia. Escucha bien, al mirar el hombre de la cara sucia al que tiene la cara limpia, piensa que su cara también está limpia. Y cuando el de la cara limpia mira al de la cara sucia, piensa que su cara está sucia, así que él se lava la cara.”
El joven admitió:
—”No pensé en eso, deme otra oportunidad“.
—”Comencemos de nuevo — Planteó el rabino:
—Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?“ .
—“Hace un momento dijimos que aquel con la cara limpia” —contestó el estudiante.
Y el Rabino dijo:
—“No. Ambos se lavan la cara. Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que su cara está limpia también. Pero el de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también lo está, entonces se lava. Cuando el de la cara sucia ve que el de la limpia lava su cara, él también se lava. Por lo tanto ambos lavan su cara“.
—”Déme otra oportunidad, no me di cuenta de esa posibilidad” — expresó el joven

—“Bueno. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?” — Preguntó el rabino.
Con energía el estudiante respondió: — ”Ambos lavan su cara“

—”No. Ninguno de los dos“. — Dijo el rabino — “Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que la suya también lo está. El de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también está sucia. Pero cuando él ve que el hombre de la cara sucia no se lava, él tampoco se lava. Por lo tanto ninguno se lava.”
—”Si me da una última oportunidad, le demostraré que puedo estudiar Talmud“ — pidió el joven.
—”Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?“ — Volvió a plantear el rabino.
—“Ninguno” — exclamó triunfalmente el estudiante.
—“¿Te das cuanta ahora por qué la lógica no es suficiente para estudiar Talmud? — dijo el rabino—¿Cómo crees posible que dos hombres bajen por la misma chimenea y uno salga con la cara sucia y otro con la cara limpia? ¿No te parece una pregunta tonta? Y si tratas de contestar preguntas tontas, tus respuestas serán tontas también.” — Terminó el rabino.

Fuente: Genial.Guru

Lliçons de Mijail Litvak

13 frases del reconocido psicólogo Mijail Litvak que pueden ayudarte en uno u otro momento de la vida.

1.- No conozco el camino al éxito pero sé que el camino a la desgracia es intentar gustarle a todo el mundo.

2.- No existe la lógica masculina o femenina, lo que sí existe es el saber pensar correctamente y no hacerlo.

3.- ¿Quieres conocer a tu peor enemigo? Mírate al espejo. Véncelo y todos los demás saldrán corriendo.

4.- Hablar con tus enemigos es muy agradable, hablar con tus enemigos es muy útil.

5.- Sólo hay una razón de peso para vencerse: reconocer la imposibilidad de crecer como persona en situaciones dificiles.

6.- La mente inmadura no actúa y critíca, la madura conoce y actúa.

7.- Comparte tu alegría con tus amigos y con tus enemigos. Tus amigos se alegrarán y tus enemigos se sentirán desconcertados.

8.- No corras tras la felicidad, encuentra el lugar donde nace y ella misma te encontrará. El lugar donde nace la felicidad está en tu interior, y el camino para llegar ahí está en desarrollar al máximo tus capacidades.

9.- Si quieres demostrarle algo a alguien significa que vives con el propósito de demostrarle algo a alguien. Si vives tu vida para ti mismo no tendrás necesidad de demostrarle nada a nadie.

10.- Los sueños son la voz de nuestras habilidades. Si lo soñamos significa que podemos hacerlo.

11.- Para saber qué piensa alguien de ti, cuéntale tus planes y tus sueños. Si te envídia o te odia te criticará, si desea lo mejor para ti intentará decirte cómo hacer realidad tus deseos.

12.- Al hablar con alguien recuerda que lo más probable es que tenga un buen concepto de sí mismo.

13.- El éxito no recuerda las ofensas.

viernes, 27 de abril de 2012

La Teoría de las Ventanas Rotas

LA TEORIA DE LAS VENTANAS ROTAS SIMPLEMENTE EXCELENTE. Este trabajo fue realizado por científicos, quienes trataron de dar a los resultados las más objetivas conclusiones. Esta Teoría de las ventanas rotas parece explicar lo que a diario vemos cuando las cosas, situaciones, lugares o personas van deteriorándose progresivamente. Qué bueno sería que esta lectura nos lleve a todos a revisar nuestras ventanas rotas y nos motive a pasarla para que otras personas puedan reflexionar y revisar el estado de sus propias ventanas. “La teoría de las ventanas rotas” En el año 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Philip Zimbardo realizó un singular experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno de estos vehículos lo dejó en el Bronx, para ese entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro vehículo en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio. Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser bandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etcétera. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no pudieron llevarse lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto. Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (tanto de derecha como de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el vehículo abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo a la misma condición de deterioro y destrucción que el del barrio pobre. ¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo? Entonces, no se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, desinterés, despreocupación que va destruyendo los códigos de convivencia, tales como la ausencia de ley, de normas, de reglas, dejando la sensación de que todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufrió el auto reafirmó y multiplicó esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional. En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', la misma teoría que desde un punto de vista criminológico, concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. Si se rompe un vidrio de una ventana de una casa y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se crean las condiciones para que surja y prospere el delito. Si se cometen “esas pequeñas faltas” como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja, y estas pequeñas faltas no son sancionadas, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves. Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a la delincuencia). Esos mismos espacios abandonados por la gente serán progresivamente ocupados por los delincuentes. La respuesta de los estudiosos fue más contundente aún, concluyendo que; ante el descuido y el desorden crecen muchos males sociales y se degenera el entorno, el ambiente. Tan solo vea un ejemplo en casa, si un padre de familia permite que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura, las paredes en mal estado, malos hábitos de limpieza; que la familia tenga malos hábitos alimenticios, pronuncien malas palabras, se faltan el respeto entre los miembros del núcleo familiar, etcétera, entonces, poco a poco esa familia caerá en un descuido de las relaciones interpersonales entre los familiares y comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general y quizá algún día llegarán a tener problemas muchos más graves. Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de los miembros de la sociedad entre ellos mismos, y hacia las autoridades (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana, así como la errónea convicción de que nos faltan o no tenemos oportunidades, lo que ha generado un país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas. La solución a este problema YO NO LA TENGO ESTIMADO LECTOR, pero he comenzado a reparar las ventanas de mi casa, estoy tratando de mejorar los hábitos alimenticios de mi familia, le he pedido a todos los miembros de la familia que evitemos decir malas palabras delante de nuestros hijos, también hemos acordado no mentir, ni siquiera mentiras pequeñas, porque no hay mentiras pequeñas, ni grandes, una mentira es una mentira y punto. Hemos acordado aceptar las consecuencias de nuestros actos con valor y responsabilidad, pero sobre todo dar una buena dosis de educación a nuestros hijos, con esto y con la ayuda de Dios espero comenzar a cambiar en algo lo que antes hubiera hecho mal. He soñado que a mis seres queridos les quede claro este mensaje, para que tengan conciencia y lo repitan el día de mañana, con la finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos vean algún día, un nuevo Mundo, Un Mundo Sin Ventanas Rotas. Nota: no pudimos disponer del nombre de autor, pero le damos las gracias por tan valioso escrito.

jueves, 21 de julio de 2011

La Verdad

El problema surge cuando descubres una verdad y ésta te hacer ver un poco más la realidad que nos atenaza.

A veces pienso que no estoy preparado para ciertas cosas. Que aunque las vea y sepa que están ahí y son verdad, me niego a ver. Me autoengaño. Quiero pensar que las cosas no son como son o que con el tiempo cambiarán a mejor, pero nada, nunca, cambia a mejor, si no hacemos algo para que suceda.

Cuando descubres esa verdad, incluso una pequeña parte de ti niega la evidencia más evidente (perdón por la redundancia), porque en realidad no queremos que sea cierto y nos aferramos a la mínima esperanza (aunque sepamos que no exista) de que las cosas serán de otra manera.

De todas formas ese autoengaño es el que nos hace seguir adelante. Como dijo Bucay en su cuento la tienda de la verdad:


LA TIENDA DE LA VERDAD:

El hombre estaba sorprendido. Pensó que era un nombre de fantasía, pero no pudo imaginar qué vendían.
Entró.
Se acercó a la señorita que estaba en el primer mostrador y preguntó: «Perdón, ¿esta es la tienda de la verdad?».
-Sí, señor. ¿Qué tipo de verdad está buscando? ¿Verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa?
Así que allí vendían verdad. Nunca se había imaginado que aquello era posible. Llegar a un lugar y llevarse la verdad era maravilloso.
-Verdad completa --contestó el hombre sin dudarlo.
«Estoy tan cansado de mentiras y falsificaciones», pensó.
«No quiero más generalizaciones ni justificaciones, engaños ni fraudes.»
-¡ Verdad plena! -ratificó.
-Bien, señor. Sígame.
La señorita acompañó al cliente a otro sector, y señalando a un vendedor de rostro adusto, le dijo: «El señor le atenderá». El vendedor se acercó y esperó a que el hombre hablara. -Vengo a comprar la verdad completa.
-Ajá. Perdone, pero, ¿el señor sabe el precio?
-No. ¿Cuál es? --contestó rutinariamente. En realidad, él sabía que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por toda la verdad.
-Si usted se la lleva -dijo el vendedor- el precio es que nunca más volverá a estar en paz.
Un escalofrío recorrió la espalda del hombre. Nunca se había imaginado que el precio fuera tan alto.
-Gra... gracias... Disculpe... -balbuceó.
Dio la vuelta y salió de la tienda mirando al suelo.
Se sintió un poco triste al darse cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que aún necesita¬ba algunas mentiras en las que encontrar descanso, algunos mitos e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justifi¬caciones para no tener que enfrentarse consigo mismo...
«Quizá más adelante», pensó.